A través del visionado de unos cortometrajes que reflejan la dificultad de habitar el espacio público de San Salvador y de un conversatorio donde ambos movimientos explicaron su razón de ser y su trayectoria, se puso de manifiesto la necesidad de representar visualmente la unión de ciudadanos con un interés común. Esta representación visual de “masa o colectivo” que circula unido, tiene como consecuencia que, al ser masa, sea más factible circular en bicicleta por la ciudad, al ser performativo, los medios de comunicación, la opinión pública y el gobierno, conozcan su existencia y comiencen a entrar en las agendas de toma de decisiones urbanísticas, y al ser una manifestación cultural, su forma de entender el espacio público se va contagiando, son modelos de conducta cívica para los salvadoreños.
Estos movimientos, considerados globales por acontecer mundialmente, son al mismo tiempo locales, pues se adecuan a las condiciones específicas de cada lugar. De hecho, en el primer mundo, donde la habitabilidad y calidad de vida ciudadana son derechos adquiridos, estos movimientos representan un grado de desarrollo, evolución o sofisticación cívica. En lugares como San Salvador, el transporte en carro es motivo de inhabitabilidad del espacio público, pero existen otros factores como la violencia pandillera, el estado lamentable de carreteras y aceras consecuencia de la falta de recursos económicos y de la violencia geológica que azota la región y, la asunción generalizada (característica social) de la calle como un lugar de miedo y de peligro, hacen que estos movimientos sean especialmente relevantes y su existencia un síntoma de esperanza.
Como manifestación cultural, estos encuentros conllevan la producción de contenidos culturales y la solución de problemas con respuestas creativas: performances, disfraces, conciertos, merchandising, producciones audiovisuales, blogs, etc… son productos y signos culturales que alimentan el imaginario cultural de San Salvador.
Gracias a los 100 ciclistas que llegasteis a La Casa, a Lyl, Javier, Alejo, Mónica y Gustavo, técnico de mantenimiento del CCESV, a los componentes de Vibrass, a las personas que estuvisteis tomando fotos y vídeos y a Daniel Boyano, español que promovió la bici crítica en San Salvador y productor de la mayoría de cortometrajes que pudimos ver, por su compromiso ciudadano.
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